11/02/2009

"Movimiento detectado"

De una u otra manera no puedo evitarlo. Siempre veo esas pequeñas alimañas que aparecen por los agujeros de mis paredes. Veo tan claro por el rabillo del ojo como si aquello que pasa a la distancia, estuviese cerca y en frente de mí.
¡Ahí está! ¡Sí! ¡Ahí está en camino!
¿Ven como se mete por la boca de esa hermosa mujer? ¿No les da asco ver como entra por debajo del párpado de este bello muchacho?
¡Me están poniendo nervioso! Tal vez me están susurrando esto ahora…
Mis cajones. Mis tesoros. Piratas y sacerdotes, de la mano, cantando canciones escritas por estos mugrosos y diminutos seres.
¿Serán la próxima etapa de la evolución y yo, temeroso de que me exterminen, siento envidia?
Oh, sí. ¡Sí! ¡Sí!
Me río mientras siento como me invaden por las heridas abiertas de mi piel, mi cabeza.
Si me viera en el espejo confesaría:
“Creo que aprendí expresiones y gestos nuevos. Una combinación transmundana de placer y esclavitud emocional…”
¿Tengo mucho por confesar?, pienso. Asiento con la cabeza a mi propia pregunta.
¿A quién?, vuelvo a cuestionarme. Pero pierdo la consciencia antes de poder ver como mi propio cuerpo me daba la respuesta.

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